La misma balanza
En estos días de equidad, paz, tranquilidad y
armonía política, entre uno de los tantos pedidos del pueblo está la justicia.
Ahora justicia es (según Wikipedia) “La concepción que cada época y
civilización tiene acerca del sentido de sus normas jurídicas. Nació de la
necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Establecen un marco
adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando,
prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos
e instituciones. Este conjunto de reglas tiene un fundamento cultural y en la
mayoría de sociedades modernas, un fundamento formal”.
Ahora las instituciones, las leyes y los
fundamentos son la expresión final, la materialización de un beneficio social a
causa de repetidas guerras y conflictos sangrientos, catastróficos y de
proporciones tan extensas que han contribuido a extinguir a casi 1 cuarto de la
población de las naciones implicadas, tanto en guerras civiles como en guerras
mundiales.
La ganancia del conflicto está en el aprendizaje y
mejora de los parámetros sociales, económicos y políticos de una sociedad; sino
para que estudiar historia, y con este aprendizaje de que “El hombre es un lobo
para el hombre” como dijo Thomas Hobbes, podemos justificar la existencia del
estado como “Garante de Paz” ¿Pero qué pasa cuando el estado ya no cumple su
magnánima y esencial función de garantizar la paz?
El levantamiento de los pueblos es inminente, y la
represión del estado; sin importar su naturaleza: absoluto o liberal, será
implacable. Cuando el pueblo responda a esta represión ¿Entonces como será
calificado por historiadores en un futuro? ¿Acaso será como hoy ya nos llaman?
En un futuro leeremos sobre nosotros mismos, o quizás alguien más nos vera en
los libros bautizados en tinta indeleble como “Golpistas, Fascistas, Violentos”
o actuando por venganza.
Venganza es un concepto el que se ha satanizado a
lo largo de la historia, pues siempre es de origen injurioso, pasional y no
racional, debido a esto es mala porque no responde a un beneficio social sino a
uno personal. La Real Academia Española la define como: Satisfacción que se
toma del agravio o daño recibidos. Si es la acción que se toma en respuesta a
un estimulo negativo; es decir, un agravio, no parece esto lo suficientemente
lógico y racional para hacerse pasar por justicia. ¿Y no es de beneficio social
que una persona que le han asesinado un familiar, aplique el mismo castigo a su
asesino? Habría un asesino menos y una reivindicación más.
Sonara frío y calculador, o “vengativo” e
irracional pero la única diferencia entre los dos (Justicia y Venganza) es la aprobación del estado,
que pasa a convertirse en una ley que internalizamos hasta el punto de que es mas ajusticiado un asesino
por mecanismos sociales que mecanismos legales. Aquí nace el odio o repudio
hacia la población reclusa. Aquí no intento defender la muerte, robo o
cualquier otro perjuicio que haya podido hacer algún delincuente común a usted
lector, solo intentar explicar que las caras más feas de nuestra sociedad son el
reflejo de la misma, y que las líneas entre venganza y justicia o legalidad y
legitimidad son mas artificios jurídicos que leyes inamovibles.
Estoy a favor del beneficio, integración social y
la conciencia colectiva siempre y cuando esta no reprima en demasía el ideal
personal y su derecho a ser expresado, pues son los prejuicios balurdos como el
racismo y la segregación que enferman y pudren al colectivo.
¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un
prejuicio.
Albert Einstein
(1879-1955) Científico judío-alemán nacionalizado suizo y luego estadounidense.
Comentarios
Publicar un comentario