Desordenada realidad
Tu en tu absurda e impenetrable burbuja que tan
imposible la veo, tan real es para ti. En tu imaginario donde la naturaleza es
bella, pues no lo es, solo es bella para aquel que tiene suficiente dinero para
perder; o mejor dicho, para ganar tiempo, porque a palabras de José Luis
Sampedro “El tiempo no es oro, el oro no vale nada. El tiempo es vida”.
Tú, que en él solo caminar embelesas hasta al más
escéptico de la estética femenina, pues rayas en la divinidad. Tu piel
perfecta, de un suave color canela que atrae miradas y pensamientos ambiguos.
No es sencillo verte y no ponerse imaginar los escenarios más impuros de la cama o de cualquier lado donde pueden
compenetrarse dos personas.
La silueta, tus curvas, tus caderas, tus piernas.
Tus caderas, tu silueta, las piernas, tus curvas. Perdido te veo en todas
direcciones, luego subo y debo hacer parada en tus labios, pues sin que me
quede nada por dentro caería en delirio solo acercarme a ellos. Dios ojalá no
los haga míos pues me volvería adicto empedernido y sin conciencia de mí,
perdido en ellos.
La noche es negra, pero no más que tus ojos y no
exagero en este sentido, pues la noche cae natural y placida sobre nosotros,
mientras que tus ojos engendran un temor enorme. El temor a entrar a esa
obscuridad sensual y después no querer salir, en un encierro voluntario porque
el placer de verte es adictivo.
Quería explicarte que no estamos en tu burbuja, en
esa en donde te reflejas perfecta y todo a tu alrededor te imita, pues fuera de
esa transparencia endeble que te rodea hay un mundo rutinario y vacío,
complicado y estéril en el cual vivo yo y desde el cual te veo, te veo como a
la televisión, embobado y sin decir mucho.
Me disculparía por escribirte tanto pero no es
así, pues la inspiración no se niega, es una invitada siempre bien recibida y
más si viene de ti. Quiero mostrarte un poco de mi realidad desteñida y quizás
esperando que me lances residuos de tu pecera perfecta, restos del color que
hay en tu realidad utópica. ¿Inalcanzable? No lo creo, pues soy ambicioso como
cualquier pequeño humano y estoy dispuesto; algún día, a entrar en tu burbuja y
arroparnos juntos en la cama de tu experiencia.
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