Distractores

La capacidad o las aptitudes del ser que se expresan y llegan a cambiar o formar la realidad de los demás es lo que llaman “Talento”. De este don divino han contado los grandes hombres y mujeres que han moldeado la historia. Personas que escriben, pintan, dibujan, construyen, piensan, forman y reforman los modos de vivir causando un terremoto psico-social en las masas.

Desde la época precolombina hasta el renacimiento, pasando por la edad media, la era industrial, la modernidad, la post modernidad. De Rusia a España, de Colombia a Brasil, Francia, Alemania, Japón, Austria, China, Taiwán, Perú, Polonia, Venezuela…

Sin importar espacio o el tiempo hoy en día podemos ver en la partitura de la historia los nombres de Lenin, Mandela, Dostoievski, Bolívar, Túpac Amaru, Rafael, Goethe, Rembrandt, Miranda, Freud, Sandino, Marx, Borges, Mozart, Bonaparte, Miguel Ángel y la lista es más larga que la caída del Salto Ángel así que me detendré aquí.

Solo en retrospectiva podemos apreciar la magnitud y trascendencia de estos personajes nuestros, trascendencia que ellos ejecutaron y escribieron pero no pudieron ver en sí mismos. En la modernidad o “post-modernidad” se ha hecho posible con el inmenso aparato televisivo y herramientas de publicidad y marketing, crear una aureola de grandiosidad en estrellas del deporte, la cocina, la actuación, la mecánica, la moda e incluso los recientes “reality shows” que desprestigia la buena fe con que aquellos próceres alguna vez quisieron ver en el mundo.

No trato aquí de aportar un escudo de perfección a los antiguos, después de todo Da Vinci fue conocido por embriagar vagabundos y prostitutas para después abrirlos quirúrgicamente sin su consentimiento. Lenin en la mitad de su autocracia capaz de atentar contra los suyos y asesinar a miles para permanecer en la cúpula de poder. Pero mal o bien sus actos nos servirían hoy como base de ética para la convivencia.

La Fama es un artificio hiperreal que ha nacido en las últimas décadas como distractor principal de los verdaderos problemas que posee una sociedad, y en donde esta mas se desarrolla, se vanagloria y distribuye, ahí es donde está el foco más acentuado de los problemas que la fama quiere arropar en banalidades como la moda, el prestigio, la prensa rosa, la televisión y comida basura a precios tan económicos que el engaño se hace atractivo.

Es importante caer en cuenta o en un estado de realidad, desde conocer los rincones de nuestra casa, hasta reconocer a nuestros vecinos, apreciar los arboles, flores, perros, gatos y casitas de nuestro barrio, urbanización o caserío, puesto que no somos especialmente nobles pero tenemos derecho a ser, y de ser a plenitud en nuestra contradicción humana, de amar, de reír, de llorar, de vivir, de contar, escribir, jugar, sufrir, cantar, extrañar, bailar, dormir, pintar y morir.

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