Una muy tonta historia de amor

Y mientras te ríes del último chiste que he practicado mil veces, veo y estudio tu sonrisa, estoy calculando que tan lejos caeré después de tirarme en el tobogán de tus dientes. Estoy apuntado a la punta de tu lengua, mientras que la música de fondo me obliga a robarte un beso y mis emociones su funden con el orgasmo del atardecer en una pintura que dice mas de ti que de mí.

Y mientras yo pensaba por allá lejos, encima de los planetas y dando vueltas con el principito en una bicicleta de 60 ruedas, tú me ves con esa mueca de encanto que le tumba la cara larga a la muerte y le prende el rostro a la luna.

Que fortuna tu expresión de tonta y tu risita espontanea, tus planetas oculares, negritos y espesos, y yo hablo de ti sin que tú te des cuenta, como quien no quiere la cosa.

Más temprano que tarde nos llenamos los vacíos y ya yo te robé un beso, y en el complejo proceso, negaste que te gustara, pero en el brillo de tus planetas vi el reflejo del “no” peleando con un “si”.

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