No conozco a dios


No estás en las esquinas de mi desértica alma. Ausente en la cima de mi Himalaya. Invisible ante los confinados terminales de mi percepción.

Nunca sabré si la felicidad o la satisfacción existen pues soy un eterno computador interpretando TODO lo que veo, rumiando y repensando mi experiencia, lo que voy a decir, lo que no pienso hacer y lo que tendré las bolas de romper.

Existe un precedente en mi alma, uno más grande que el amor de madre y mucho más profundo que un resentimiento imperdonable; si te lo digo perdería su poder, que no es más que su libertad de que otros lo nombren.

Sin nombre es la fuerza de mi grandeza, es la estrella y vacío inextricable de mis adentros. Es tan egoísta que no entiende la vida sin mí, y yo tan dependiente que no entiendo la vida sin ella.

Creo que en algún momento seré capaz de encontrarme al amor de frente y sentarme con él para discutir lo catastrófico de sus consecuencias y lo piadoso de su presencia en esos que habita.

Hasta entonces no conoceré dios, no conoceré amor, no conoceré mi fuerza.

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