Entradas

Mostrando entradas de junio, 2015

Yo, tú, todos y ninguno

Yo tengo un miedo arrecho, un miedo tan grande que no es posible procesarlo, ni siquiera me da tiempo de respirar y muchos menos de pensar. Cuando termina el ruido que me inquieta el mundo, empiezan a llover recuerdos; de los reprimidos, de los otros en mí, a lo largo de mi paz, en mi ser. El poema que escribí para ti se perdió en tu estupidez, en el desamor que tanto merezco pues de imbécil me ha tocado vestirme más de una vez. Más de una vez. Interpretar el papel, sin miedo, sin pena, sin disculpas. Solo el tonto que cree que de buenas acciones y de grandes ideas gira el mundo, cuando el entramado bastardo de razones impías se sobrepone a toda ética y compasión humana. Yo no sé qué es peor, ser “humano” y no sentirlo, o ser “humano” solo por fachada. Definitivamente el amor al prójimo y el altruismo son solo espejismos del egoísmo irrenunciable e innato que viene con ser persona. Horror y sufrimiento es lo único que merece el egoísta, ni más; ni menos. Un canto al amor, lleno de tan...

Todos quieren morir

De sobredosis de amor se muere el pendejo que quiere amar. De sobredosis de alcohol se muere el miserable con más penas que ganas. De sobredosis de cocaína se muere el adicto que quiere “vivir”. Nos encojemos ante lo grande que es el miedo a contemplar la muerte a los ojos, y bailamos entre drogas y máscaras, entre gustos y hobbies, entre películas y canciones. El elefante en la habitación, no hablamos de él. Es más grande y poderoso que dios; de hecho es más constante, no encontrarás amigo tan fiel y recurrente. De lo original a lo prehistórico, la desnudez de su intención es tanta y la estupidez de nuestra parte tan obvia que casi parece que buscáramos ir a sus brazos. Parca, enemiga familiar que de una manera u otra no me sigues, sino que me llamas, y yo por lo tedioso de convivir y lo inútil de intentar me entrego de trago en trago y de sentencia en sentencia en tu tren al coño, al famoso coño e’ la madre donde los cansados se rinden y los mártires se inmolan, donde sin importar ...

No conozco a dios

No estás en las esquinas de mi desértica alma. Ausente en la cima de mi Himalaya. Invisible ante los confinados terminales de mi percepción. Nunca sabré si la felicidad o la satisfacción existen pues soy un eterno computador interpretando TODO lo que veo, rumiando y repensando mi experiencia, lo que voy a decir, lo que no pienso hacer y lo que tendré las bolas de romper. Existe un precedente en mi alma, uno más grande que el amor de madre y mucho más profundo que un resentimiento imperdonable; si te lo digo perdería su poder, que no es más que su libertad de que otros lo nombren. Sin nombre es la fuerza de mi grandeza, es la estrella y vacío inextricable de mis adentros. Es tan egoísta que no entiende la vida sin mí, y yo tan dependiente que no entiendo la vida sin ella. Creo que en algún momento seré capaz de encontrarme al amor de frente y sentarme con él para discutir lo catastrófico de sus consecuencias y lo piadoso de su presencia en esos que habita. Hasta entonces no conoceré di...

Eterno

Hay algo inmortal en el inconsciente. Algo que no sigue reglas y que nunca se va, nunca se calla y nunca descansa. Curiosa esa pelea infinita por “el propósito” o la búsqueda de él ¿Será que el león enjaulado vive en eterna búsqueda de justicia y libertad o eventualmente baila monótono al compás del reloj? El miedo es como un paralitico que te contagia, no parece posible pero lo hace, te quedas ahí, inmóvil y pendejo. Gracias a dios que hay consciencia para cagarnos, y gracias a dios que hay inconsciencia para cagarla. El coraje de vivir y morir varias veces en vida es la suma de dos cosas: estupidez y ternura. ¿O me dices que no hay ternura en ver al corredor dejar las piernas en la pista “consciente” del inminente final de la carrera? coraje es darse cuenta del final. Ese personaje subrepticio es el protagonista; con un estado limitado de reconocimiento, el chofer de nuestra búsqueda, para el que está claro en su camino y para el que no ha encontrado el Tao, para el tonto y ...