Yo, tú, todos y ninguno
Yo tengo un miedo arrecho, un miedo tan grande que no es posible procesarlo, ni siquiera me da tiempo de respirar y muchos menos de pensar. Cuando termina el ruido que me inquieta el mundo, empiezan a llover recuerdos; de los reprimidos, de los otros en mí, a lo largo de mi paz, en mi ser. El poema que escribí para ti se perdió en tu estupidez, en el desamor que tanto merezco pues de imbécil me ha tocado vestirme más de una vez. Más de una vez. Interpretar el papel, sin miedo, sin pena, sin disculpas. Solo el tonto que cree que de buenas acciones y de grandes ideas gira el mundo, cuando el entramado bastardo de razones impías se sobrepone a toda ética y compasión humana. Yo no sé qué es peor, ser “humano” y no sentirlo, o ser “humano” solo por fachada. Definitivamente el amor al prójimo y el altruismo son solo espejismos del egoísmo irrenunciable e innato que viene con ser persona. Horror y sufrimiento es lo único que merece el egoísta, ni más; ni menos. Un canto al amor, lleno de tan...