Te detesto

Te detesto, no sabes como ni CUANTO te detesto.

Espejo de imperfecciones, exacto como un mapa para encontrar mis muy escondidas inseguridades, con ese poder que tienes para sutilmente despertar la voz en la esquina de mi cabeza que me exige cargar al mundo en mis hombros cuando difícilmente cargo con mis pesares.

Pesa como nada esa maldita voz, maldita tu, con tu maldita manera de recordar hasta el más mínimo detalle que omití hace 3 días y 6 meses cuando quedamos vernos a las 4 pm y yo llegué a las 5:30 pm un poco ebrio y cansado.

Pero no, tu con tu memoria de computadora le das vuelta a la misma situación, repasas la misma herida que te hice, que me hice, que nos hicimos por andar jugando con fuego como niños sin padres, como perros sin dueño.

De verdad, lo detesto, por dar mi palabra y no cumplir, porque el tiempo de los demás es mi arena de juego, con ello me divierto como no tienes idea pero cuando el reloj llega a la fecha límite el peso de la realidad cae sobre mí como cae un dictador en un país con hambre: con absurda violencia.

Tengo un check-in con la realidad bien escueto, de vez en cuando nos ponemos de acuerdo y nos sentamos a conversar que voy a hacer con mi vida, a evaluar mis errores "pasados" y mis errores "futuros" como si a mi me importara otra cosa que no fuera el ahora, pero bueno, tu siempre me jodes como nadie sabe hacerlo: efectivamente.

Te detesto, porque me recuerdas que todo es mi responsabilidad, desde el primero aliento en la mañana, hasta el último "perdón" que dije con pocas ganas porque realmente no lo sentía, te detesto, lo detesto, me detesto.

Odio, no siempre pero cuando lo hago es bien fuerte, por romper la promesa que hice cuando tenía fe.

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