Surrealismo Bastardo

Mi cuento es largo, como el bigote de Dalí y esmerado como un cuadro de Arcimboldo. Tiene filas y filas de letras diluyéndose en el claroscuro del cosmos y llenando los vacíos del espacio. Mis palabras son un soplo de aire seco en carne viva y a veces son tan fragantes cual perfume caro y sintético.

La sangría, los espacios, las comas, el general ortografía me dice como escribir, pero en mi cabeza no hay cuarteles ni armas. Todo viene cuando menos quiero, pero viene. Igual, todo se va cuando menos quiero y sin chance de despedirme.

No son versos tristes, no son recuerdos felices, tampoco es una prosa insípida como el escribir en papel negro con el bolígrafo negro que tome "prestado". Es la expresión imberbe de un tonto con remedio que pinta villas y castillas a punta de abrazar letras y convertir hormigas en elefantes.

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